LA REINVENCIÓN
DEL TIEMPO
ESPECIAL PERIODÍSTICO
¡Desliza y disfruta el viaje!
Sorprenderse, siempre sorprenderse
recibir souvenires de perros, de niños
sentir profundamente
cerrar los ojos, sentir el tiempo
- Poema colectivo
¿Se puede reinventar
el tiempo?
¡BIENVENIDO A ESTE ESPECIAL!
Disfruta de este viaje por las montañas del municipio de Pijao -Quindío, la "única ciudad lenta" de Colombia
Un pueblo que
corre lentamente
Por Sofía Naranjo
La luz del mediodía no produce sombras ni movimientos, es directa y fuerte, entra por las ventanas del pueblo sin pedir permiso mientras que las personas disfrutan de una pausa después de almorzar, el calor es un regalo cuando en la noche anterior el frío acechó las calles vacías y silenciosas, ahora los chiveros remueven el polvo del camino mientras dejan una nube espesa que cae lentamente al piso, como quien dice, tomándose su tiempo porque las cosas llegan cuando tienen que llegar. Aparentemente en Pijao el tiempo funciona de forma diferente. En una de esas bellas coincidencias que trae la vida, hace unos años el reloj de la iglesia se paralizó a las 7:25 y desde entonces no ha vuelto a avanzar. Este es un pueblo que se mueve sin afanes y sin prisas, con una tranquilidad habitual que le da la licencia a su único hospital de que apague las luces a medianoche y de que la Estación de Policía no tenga un guardián permanente obligado a cortejar las estrellas.
Aquí el café da el espejismo de que demora más en enfriarse que en el resto del mundo y la luz en el punto más alto del cielo crea la pequeña fantasía de que la vida se ha paralizado. Estas son las únicas cosas lentas que habitan en Pijao; de resto, las empresas voraces, los ambientalistas que no tienen tiempo de descansar y los negociantes que tratan de atraer turistas, son los motores que mueven la ciudad.
Pijao es el único municipio colombiano certificado como “Ciudad Lenta” por la Red Intencional Cittaslow (una organización fundada a finales de los noventa en Italia para crear resistencias en contra de la homogeneización de los territorios por las tendencias de mercado). Paradójicamente, esa misma carrera por la lentitud es uno de los principales problemas de Pijao: algunos de sus habitantes luchan por ir despacio mientras que las grandes industrias y el gobierno no dan espera a la explotación del territorio. Grandes empresarios, nacionales y extranjeros, han comprado de forma masiva predios en el municipio para aprovechar el suelo y los recursos hídricos y así crear una gran industria de la agricultura pensada para la exportación pero esa misma industria es quien ha terminado por desplazar a los habitantes de la región.
Pijao es un pueblo de 6421 pobladores según su último censo. Su territorio es extenso y diverso, comprende desde el páramo del Chilí hasta el municipio de Génova. Históricamente ha sido un pueblo cafetero donde los campesinos sembraban a pequeña, mediana y a gran escala, pero por la poca rentabilidad del mercado internacional ha entrado en una transición agraria donde se reemplazan los cultivos de café por cultivos de aguacate Hass y de banano.
El páramo del Chilí es la gran joya del pueblo y el hábitat natural del frailejón. El complejo de páramo Chilí-Barragán le pertenece una parte al departamento del Quindío y otra al departamento del Tolima; esto es relevante porque mientras que un lado del páramo es protegido de la minería, en el otro, las concesiones mineras son las dueñas del territorio. Pero no todo es tan sencillo como parece, en los últimos años la protección ambiental del páramo por parte del Quindío se ha visto en decadencia por una industria en vía de desarrollo que aparentemente es inofensiva pero que realiza actividades nocivas para el ecosistema: el cultivo del aguacate Hass.
EL DEMONIO DE LAS SAS Carlos Mario Pedraza es el coordinador de asuntos agropecuarios de Pijao pero hace pocos meses era candidato a la Alcaldía. Hoy él lleva unos mocasines cafés sin medias y viste una camisa manga larga que tiene su nombre bordado bajo el escudo del municipio, tiene el cabello lleno de gel y perfectamente peinado hacia atrás, usa un reloj plateado que mira disimuladamente y se muestra dicharachero. Levanta el celular cada cinco minutos para abrir WhatsApp y con la atención un poco ida dice que “el aguacate Hass en el Quindío tiene una particularidad y es que está siendo sembrado en macrofundios, o sea, áreas que están por encima de las 500 hectáreas” y esto solo puede ser logrado por empresas con fuerza de capital, un buen ejemplo de esto es el caso de Inversiones ASL SAS que es una de las 500 empresas más grandes del departamento y que presentó en el 2020 activos de 14.353.225.132 pesos. Según Carlos Mario “sus socios principalmente son árabes y samarios que han sembrado aproximadamente unas 600 hectáreas de aguacate Hass, pero la proyección es llegar el próximo año a las 2000 hectáreas” aunque el predio total pasa de las 6000. Inversiones ASL SAS compró hace seis años uno de los predios más grandes e importantes del departamento a un ganadero millonario de la región llamado Eduardo Valencia y progresivamente fueron comprando a los campesinos los predios cercanos en las veredas Espartillal, La Mariela y Río Azul, actualmente esas 6000 hectáreas funcionan como una aguacatera bajo el nombre de Hacienda Doña Eva. A solo seis años de la llegada de Inversiones ASL SAS la vereda La Mariela ha sufrido un daño irreparable: el fenómeno del desplazamiento masivo ha dejado sin niños al caserío, por lo menos, sin los suficientes como para llenar el colegio Juan XXIII, que cubría primaria y preescolar. Como recuerdo de eso solo queda un edificio vacío sin estudiantes a los que educar y un pueblo fantasma apenas interrumpido por el sonido de las cuatrimotos de los trabajadores que suben a la aguacatera. Lo que antes era territorio campesino donde las personas tenían una vida y una identidad ahora es un predio privado constantemente vigilado por trabajadores que hablan por walkie talkie y que miran atentos a las personas que suben al páramo. Los campesinos migran por una mejor vida, como dice Sandra Marín, activista ambiental “los padres no quieren que sus hijos repitan la historia familiar, prefieren que busquen una vida fuera del campo”. Esta compra masiva de predios (que incluso podría considerarse hostil) es legal en Colombia, no existe hasta el momento ninguna ley que diga que lo que hacen estas empresas es desplazamiento, al contrario, es libre mercado y desde el gobierno municipal como dice Carlos Mario Pedraza, se agradecen las inversiones que hacen en el territorio, como por ejemplo, el arreglo de las carreteras. Probablemente la parte más problemática de la empresa Inversiones ASL SAS es que desarrollaron proyectos de construcción en territorio protegido bajo la ley segunda y bajo la ley de delimitación de páramos. Marta Cristina Florez, una activista ambiental del territorio cuenta que “construyeron un cable para transportar desde la parte alta del predio hasta la parte baja los aguacates cultivados, además de varias bodegas para el empaquetado del producto. Por ese mismo motivo han recibido sanciones económicas desde el Ministerio del Medio Ambiente pero estas terminan siendo inútiles cuando posteriormente desde el mismo ministerio les dicen que paguen la multa pero tienen permiso para seguir construyendo”. El páramo del Chilí históricamente ha tenido muchas disputas por el uso del suelo y del subsuelo, sin embargo es una lucha perdida por la población. Actualmente podríamos hablar de un páramo que está en vía de la privatización, no solo por ASL SAS sino también por Smurfit Kappa, una empresa de cartón que cultiva pinos como materia prima. Más abajo, en territorio anteriormente cafetero también está la empresa Green Super Food, una multinacional chilena que también cultiva aguacate Hass. El Instituto Colombiano Agropecuario parece ser más defensor de las empresas que de los campesinos porque se limitan a tumbar los árboles de aguacate cercanos a los monocultivos de Hass para proteger las cosechas de los inversionistas, pues legalmente, están en todo el derecho de talar. De esta problemática habla Don Leo Campo, un campesino que cultiva café a pequeña escala y que además, participa en el movimiento Cittaslow desde el turismo sostenible haciendo recorridos en su finca cafetera. Él es un hombre amable con uno de esos rostros que entre las arrugas parece que guardara pedacitos de experiencias. Su marca de café “Don Leo” se exporta en pequeña escala a Europa y Estados Unidos y todo su producto lo siembra en su finca Villa Gloria, llamada así en honor a su esposa. Su hacienda cafetera es pequeña, está hecha de tablas de madera y vive con su esposa, sus hijas y sus nietas. La casa de Don Leo tiene un olor profundo a café tostado, acá el mundo nuevamente parece ralentizarse, la luz de medio día vuelve a estar en su punto más alto donde no hay sombras ni movimientos, solo campesinos sentados en una mesa hablando y tomando café. “Aquí vienen a veces los del ICA y me preguntan qué vamos a hacer con ese árbol de aguacate” Don Leo tiene dos plantas de aguacate Papelillo en su finca, no son para uso comercial sino que son parte de su pancoger. “Me dicen que si lo tumbamos me dan la semilla de ellos” se refiere a la semilla de Hass “o si quiero podemos reemplazarlo por un árbol de naranjas”. Le preguntan con qué lo fumiga y él les responde “¿fumigar para qué? si yo acá les echo bagazo” que es un tipo de residuo de la cosecha de café que funciona como abono y antiplagas natural. LA FRUTA DE LA DISCORDIA Cultivar aguacate Hass en el páramo tiene un problema evidente: la altura. La siembra de Hass a más de 2000 metros sobre el nivel del mar es una experimentación porque las condiciones climáticas son tan extremas que las plantas mueren quemadas por el frío, o ahogadas por el exceso de agua. Según el concejal de Pijao John Villa “hace 4 años no han sacado una buena cosecha” pero entonces, ¿por qué siguen invirtiendo en el territorio? Es porque el aguacate necesita asentarse durante años antes de empezar a producir en grandes cantidades, pero durante ese periodo transforma drásticamente el medio donde se asienta. En Pijao según una visita de la CRQ o Corporación Autónoma Regional del Quindío para medir la altura a la que están los cultivos de la Hacienda Doña Eva se descubrió que habían plantas de aguacate sembradas a 2916 metros sobre el nivel del mar, o sea, 916 metros más de los recomendados por el ICA. Para la escritura de este reportaje intenté comunicarme con la Hacienda Doña Eva pero no recibí respuestas, busqué después a Diego Aristizabal, el representante de ASOPROA, la Asociación de Productores de Aguacate del Quindío y le pregunté qué opinaba sobre la imagen del cultivo de aguacate Hass pero me colgó la llamada y diez minutos después me contestó que “todo es culpa de los ambientalistas radicales que no entienden la situación y el contexto del cultivo en Colombia, y que hacen analogías erróneas con la situación de países como Perú y México, donde las condiciones climáticas y ambientales son diferentes”. Aún no existe un consenso según los estudios agrarios pero aproximadamente las aguacateras necesitan al año entre 1000 y 2000 litros de agua para poder cultivar 1 kilo de aguacate, esto, según información del Manual técnico del cultivo del aguacate Hass (Persea americana L.) publicado en 2008. Y precisamente el agua es uno de los factores más problemáticos a nivel internacional, por ejemplo, en Chile la provincia de Petorca ha sufrido desde hace diez años sequías extremas por culpa de la siembra masiva de Hass, y en México, en el estado de Michoacán, han sufrido sequías en el río Caramécuaro y en la reserva natural Cutzarondiro durante los últimos ocho años por el mismo motivo. Por eso, ahora los productores buscan suelos con abundantes fuentes hídricas, como los páramos, incluso, sin importar que estos estén legalmente protegidos en países como Colombia. Inversiones ASL SAS ha construido ilegalmente cuatro puntos de captación de agua en el páramo del Chilí, al dia de hoy, ninguno de estos cuenta con los permisos necesarios otorgados por el Instituto Colombiano de Agricultura, y en una visita del mismo instituto, se evidenció que ninguno de los cuatro reservorios cumplían con la norma de una zona mínima de protección de 30 metros cuadrados para garantizar la no contaminación del agua. Pero esto no es todo, el gobierno municipal también hizo una concesión al predio Campo Hermoso propiedad de la empresa Green Súper Food, localizado en la vereda la Florida, para la captación de aguas para el riego de aguacate y en casos como el municipio de Salento, vecino de Pijao, hay cultivos de aguacate arriba de las bocatomas del acueducto, esto sin tener en cuenta que los insecticidas y los fungicidas terminan por contaminar el agua que las personas usan diariamente en sus casas. ¿CÓMO EQUILIBRAR LA LENTITUD EN UN PUEBLO CON AFÁN DE EXPLOTACIÓN? Monica Florez es la directora del movimiento Cittaslow Pijao, este nació como una iniciativa hace varios años cuando ella se preguntaba cómo solucionar los problemas de un pueblo en crisis. Ella describe su trabajo como un acto de resistencia y lo que ella logra hacer con las pocas herramientas que tiene, también asegura que desde la institucionalidad del municipio hay una visión de desarrollo por la que abiertamente han apoyado la producción de aguacate Hass y hasta violado normas constitucionales como la de las áreas de conservación. Se ha repetido tanto en Pijao el discurso del desarrollo que las casas más llamativas del pueblo con fachadas coloridas que dan la sensación de ser preservadas desde hace cien años, guardan pequeños letreros que dicen “para que el desarrollo de Pijao no se detenga”. Que no se detenga pienso yo, que avance, que se apresure el pueblo que corre lentamente: un oxímoron. La casa del Cittaslow en Pijao es la vivienda donde Mónica creció con su familia. Es antigua y amplia, en la entrada hay un caracol de madera que es el símbolo del movimiento internacional, también tiene una bandera de Colombia izada y una campaña dorada muy grande que hace las veces de timbre. Ella vive con sus tres gatos y su hermana Marta Cristina Flórez, su casa huele a café y suena a Beethoven, en la mesa principal hay una botella de vino sin descorchar y una pila de CDs de música clásica, tiene un patio abierto con muchas plantas y cuatro habitaciones en las que funciona su hostal de turismo sostenible, donde más que una arrendataria es una amiga que te presta su casa. Monica dice que las aguacateras no representan ningún beneficio para la región “ellos aquí no pagan impuestos y no pagan regalías porque son empresas extranjeras, por ejemplo, la Green Super Food es chilena y está muy conectada con Isidoro Quiroga, que era un empresario cercano a la dictadura de Pinochet porque Pinochet le hizo concesiones de agua a Isidoro; él además de eso, exportaba kiwi y tenía empresas eléctricas en Estados Unidos, era exportador de salmón y ahora tiene varias empresas en Colombia”. — ¿Bueno, entonces, cómo se concilia desde el Cittaslow con el afán de ellos? — Lo que hacemos es un seguimiento al tema de cómo, dónde y cuándo se están cultivando los aguacates, eso no es nada fácil porque nos estamos enfrentando a una empresa que tiene seguridad privada con trabajadores armados que le dicen a la gente “usted aquí no puede estar” y todo eso está en connivencia con el municipio” - Dice Mónica y se cuestiona: ¿A quién está beneficiando la administración? ¿A los privados o a los campesinos? Mónica rastrea el inicio del problema del aguacate Hass en la empresa Invest In, que está en varias ciudades de Colombia con asociación de las Cámaras de Comercio y buscan traer inversionistas a las regiones. “Ellos empiezan a decir que en el Quindío hay seguridad jurídica para cultivos de Hass, y las empresas empiezan a llegar con la seguridad que les da la Cámara de Comercio y la gobernación y empiezan a ofrecerle a la gente dinero por sus fincas, pero ¿qué es lo que pasa cuando un campesino deja su tierra y se va a vivir a la ciudad a engrosar las filas de los desempleados? ¿Qué pasa cuando en una vereda ya no hay escuelas porque las empresas aguacateras desplazaron a la gente?”. Mónica asegura que los verdaderos beneficiarios son las Cámaras de Comercio “en el caso del Quindío, han tomado mucha ventaja frente a lo público porque las aguacateras tienen que pagar anualmente cierto porcentaje del Registro Mercantil, entonces ellos lo que dicen es que están generando empleos y desarrollo en la región ¿cuál desarrollo, si las empresas aquí en el municipio no pagan nada? Pagan afuera porque son empresas multinacionales que no tributan en Colombia ¿Entonces qué le queda al municipio?”. Algunos habitantes del pueblo tienen opiniones encontradas sobre el Pijao Cittaslow, si bien hay que reconocer que el movimiento ha traído visibilidad al municipio y que gran parte de su turismo llega por esa apuesta a la “lentitud”, algunas personas como Diana Arias sienten que esta filosofía “choca” con la realidad. Ella asegura que “hay cosas valiosas de la ciudad sin prisas, pero hay que entender que no es lo nuestro. No es lo de nosotros y no podemos cambiar la esencia de eso. Es muy difícil, Pijao es un pueblo donde hay niños, hay adolescentes y hay jóvenes y su connotación como ciudad sin prisa está más enfocada en gente adulta donde su economía está solucionada, o sea, cómo le vamos a decir a los muchachos 'no vayan a la discoteca' o a los señores de los carros 'no piten que hacen mucho ruido'” esto, refiriéndose a la apuesta por la calma y por el silencio que Monica defiende y tocando uno de los temas más polémicos de la vida lenta, y es el público específico al que está enfocado. AL FUEGO DEL PROGRESO La palma de cera o también conocida por su nombre científico como Ceroxylon quindiuense es el árbol nacional de Colombia desde 1985 pero ni siquiera el patrimonio se encuentra seguro ante estas empresas. Durante el 2020 mientras el mundo vivía el encierro por el Covid-19 en la Hacienda Doña Eva (propiedad de Inversiones ASL SAS) se quemaron palmas de cera para cerrar su ciclo de reproducción y sembrar aguacates en ese terreno. La Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ) ordenó retirar algunos sembrados por las afectaciones ambientales al árbol nacional, sin embargo, fueron limitados y el seguimiento a la aguacatera ha sido prácticamente nulo. Mientras se sube al páramo del Chilí se pueden ver algunas palmas tiradas en el camino, habitantes como Fernando Urán, guía turístico de Pijao, se cuestiona “si caen naturalmente o para usar el terreno”. Pijao es un pueblo de tradición cafetera que hace cincuenta años tenía 60.000 hectáreas dedicadas exclusivamente al cultivo del café, actualmente, solo 18.000 de estas permanecen, el resto han sido parte de la transición agrícola por la que pasa el departamento, donde la línea productiva cambia por las demandas del mercado. Don Leo ante este tema tiene la mirada caída pero la voz fuerte y dice que “sembrar café es complicado porque da solamente dos cosechas al año y si se tiene una mala cosecha se castiga al campesino”. Por eso, grandes empresas como la multinacional Green Super Food llevan años haciendo una reconversión de hectáreas en las partes bajas del municipio donde antes se cultivaba café y ahora se cultiva aguacate. El café ambientalmente también tiene su lado negativo, según Sandra Marín activista campesina y representante legal de ASOCOMUNAL el café “puede resultar altamente contaminante para los ríos si no se tienen todas las precauciones posibles, porque para lavarlo se necesita una gran cantidad de agua y si no hay un sistema de tratamiento de aguas mieles, estas pueden acabar en las fuentes hídricas”. Según Marta Cristina Florez, hermana de Mónica, activista y dueña del Café del Buenvivir, la empresa aguacatera Green Súper Food ha modificado el ecosistema para tener rentabilidad en las cosechas “En Pijao llueve más de lo necesario para el aguacate, entonces, como una alternativa ellos abrieron canales grandes en la tierra para que el agua no bajara con tanta fuerza por sus cultivos pero lo que ellos no contaban era que uno de estos canales terminó desembocando en la finca de un campesino que es pequeño productor de café”. Inicialmente la empresa no se quiso hacer responsable de los daños causados a la cosecha y a la vivienda del señor, a pesar de esto él denunció ante la Oficina de Procesos Sancionatorios Ambientales de Pijao y en primera instancia encontraron responsabilidad en Green Super Food. La sanción económica se calcula cercana a los 400 millones de pesos sin contar los daños morales, aunque la empresa tiene pensado apelar y aún no hay una respuesta definitiva. A pesar de todas estas problemáticas el gobierno municipal asegura que se debería promover más la agricultura, tomando medidas como actualizar el esquema de ordenamiento territorial EOT para autorizar la agricultura en zonas en las que actualmente no se pueden sembrar, como el bosque nativo. Carlos Mario Pedraza, coordinador de asuntos agrarios asegura que “el problema con el EOT, en el caso del Quindío, es que el último que se hizo en el 2000 y ya carece de realidad porque ignora las tendencias de producción que han venido cambiando”. Al mismo tiempo, Carlos Mario asegura que “las aguacateras fomentan el empleo”, pero Mónica Flórez controvierte esto y dice que “finalmente el aguacate lo que genera son unos escasos empleos transitorios para una gente que no puede pasar de los 50 años”. UN GOBIERNO SOLO DEL EMPRESARIADO “Un campesino tumba un árbol y aparecen al instante las autoridades, pero el empresario tumba doscientos árboles, la población denuncia, lleva pruebas y no pasa nada” dice Marta Cristina Flórez, impotente ante la tala de árboles en territorio protegido por la ley segunda también conocida como la ley de las reservas forestales. Inversiones ASL SAS son los dueños aproximadamente de un 80% del páramo y según el concejal John Villa, aunque legalmente no pueden sembrar en todo el predio, no se sabe realmente qué va a pasar con el páramo. Durante una visita de la Corporación Autónoma Regional del Quindío en el 2022 se descubrió que en la Hacienda Doña Eva se quemó una hectárea de bosque nativo, que entre otras cosas, tenía palma de cera sembrada. Se encontraron árboles talados por los cuales no tenían justificación ni permisos y según Fernando Urán, guía del páramo, también se talaron 300 cedros nativos, una especie importante para el departamento. Hasta el día de hoy, no hay sanciones ambientales por este caso puntual. Diego Aristizabal, el representante de ASOPROA, puntualmente sobre el tema de la quema de palma de cera dice que “es un camino de aprendizajes donde se mantienen abiertos a reconocer las equivocaciones” y que actualmente tratan de contrarrestar el daño con proyectos ambientales para la siembra de palma de cera en terrenos concretos de la Hacienda Doña Eva. Fernando Urán también dice que hasta el momento sembrar aguacate Hass tan cerca de los frailejones y de las turberas tiene un impacto ambiental imposible de medir que solo se verá con el tiempo: aún se desconocen los alcances y las afectaciones a las fuentes hídricas por el uso de insecticidas y fungicidas de forma masiva y recurrente, pero estas afectaciones podrían ir desde el envenenamiento del agua, hasta la muerte masiva de frailejones. El páramo es el comodín que todos los empresarios quieren, desde los mineros hasta los ganaderos. En el 2010 el páramo del Chilí tenía 9 títulos de concesiones mineras, eso representaba aproximadamente el 90% del territorio del páramo. Entre otras empresas los títulos mineros estaban a nombre de AngloGold Ashanti, Cerro Matoso y como principales beneficiarios, Negocios Mineros S.A que contaba con 3.800 hectáreas y Oro Barracuda Ltda, con más de 5.000 hectáreas. Las concesiones mineras principalmente eran para la extracción de oro, plata, cobre, zinc, platino, molibdeno y plomo. En esa ocasión el páramo también fue defendido por Mónica Flórez y John Villa, el actual concejal de Pijao que se autodenomina ambientalista, ellos con apoyo de DeJusticia, una organización jurídica sin ánimo de lucro, solicitaron una de las primeras consultas populares en contra de la minería en Colombia donde le preguntaron a las personas si estaban de acuerdo con que en el municipio se desarrollaran actividades de minería de metales y ganó el “no” con un 97, 76%. Un resultado histórico que hasta el día de hoy los ciudadanos repiten orgullosos porque representa una victoria en la protección del medio ambiente. A pesar de toda esta lucha de poderes, a veces silenciosa y a veces ruidosa, con la minería, la ganadería y la agricultura, en Pijao la luz del mediodía se seguirá filtrando por las ventanas, el café seguirá conservando su calor y los niños seguirán jugando en los parques. La gente luchará tratando de tener una vida lenta y quizás lo logren, las aguacateras lucharán por tener un negocio más rentable y quizás lo logren también. Pasarán los días y el polvo seguirá dando la ilusión óptica de que está pausado, los transeúntes caminarán por las calles mientras el sol esté en su punto más alto y verán lo estático que es el mundo desde acá, que no hay sombras ni movimientos y mientras que desde afuera todo parece tan urgente, en Pijao, todo tiene su tiempo. Las cosas llegan cuando tienen que llegar, como ese reloj de la iglesia que llegó a su lugar en el mundo hace muchos años a las 7:25 y desde ahí, ya no ha sentido la necesidad de avanzar más.
#Reportaje #Cittaslow #AguacateHass #MedioAmbiente #CiudadLenta #Periodismo #UdeA
¡ENTIÉNDELO EN POCOS MINUTOS!
En una serie de cuatro videos cortos te damos a entender la complejidad que atraviesa Pijao en términos de agricultura y medio ambiente,
¡Disfruta de este lenguaje dinámico pero profundo y extiende tu mirada sobre esta comunidad!
MONOCULTIVOS
CAFÉ
AGUACATE HASS
PÁRAMO CHILÍ
RESISTENCIAS
CONSCIENTES
Entre las cordilleras del departamento del Quindío existe Pijao, un municipio paralizado en el tiempo. Allí, las montañas transmiten el eco de las voces de hombres y mujeres que resisten sin miedo a perderse en el viento. ¿Por qué cuidar los bosques? ¿Cómo hacen juntanza las mujeres? ¿Existe un lugar más arriba del cielo?
"Resistencias Conscientes", un documental sobre la sorpresa que te invita a ESCUCHAR, para amar más la trama que el desenlace y guardarlo en los sueños, en el corazón.
Bosque nativo
----- Daniel Escobar (Poema)
Ilustración y collage : Natalia Bedoya
Siembro árboles por donde voy, es lo que soy soy semilla de bosque nativo negro, indígena, colono o mestizo, pues en mi sangre llevo un hechizo que me empujó por el camino montañero, pues le rezo al aguacero que bendice mi cultivo Florece y cosecho y solo con ese hecho siembro un árbol nativo, pues soy semilla y siembro por mi camino guamos, arbolocos, laureles y molinillos zurrumbos, granizos, churimos y mimbrillos, todos somos, todos son parte del bosque nativo negro, indígena, colono o mestizo, pues en la sangre llevo un hechizo que me empujó por el camino montañero y eso fue lo que me hizo respetar al turpial, al jilguero, el espiguero y cucarachero al águila y colibrí y quizás por eso fue que descubrí que soy un guerrero un sembrador que atrás todo un bosque dejó Soy semilla de bosque nativo
Tiempo de sobra
Por Thomas Mejía
El campanario de la iglesia nos está observando.
—¿Es muy lejos de aquí?
—No, no.
La noche está soleada y hay silencio. No el silencio de un sendero que termina de construirse en las cimas de las montañas, ni el silencio de la ciudad que solo hay un martes a las dos de la mañana. Solo es silencio, uno único, uno de acá. Uno que crea una melodía con nuestros pasos, pero que no nos deja escucharla cuando caminamos. Uno que mientras preguntamos por direcciones y personas elimina los “no sé” o “no vaya por allá”. Un silencio cuya única interrupción es cuando se acaban las horas, y acá no domina el tiempo.
Acá, en Pijao, dominan los perros, las ventanas y las mujeres.
Nos guían doña Ruth y las risas de sus hijos, que de vez en cuando se pierden en ese silencio. A través del alumbrado público, el camino ilumina naranja, como los atardeceres, pero el cielo está negro. Las casas son las mismas: dos cuadrados grandes en cada extremo que como ojos se abren en el día y ahora están durmiendo, interrumpidos en la mitad por un rectángulo de madera. Lo único que diferencia esos rostros de cemento y barro son sus zócalos, cubiertos de colores que se ruborizan como cachetes con amarillos, azules, rojos, verdes o marrones.
Estamos buscando a Milita, a Lucesita, a doña Luz Mila. Muchos y muchas la conocen porque impacta con su labor social a cerca de 320 personas cada año, entre mujeres, niños, adultos mayores y población LGBT de Pijao, en Quindío. Matemáticamente, en los 12 años que se ha dedicado específicamente a la garantía de los derechos de esta comunidad, ha ayudado a más del total de la población urbana del municipio. Es una líder, y lo único que le falta es el atril del que la desplazaron. Ella llegó acá en el 2000 y nosotros apenas el lunes de esta semana, pero como acá no domina el tiempo, nunca se hará tarde para conocerla.
Nuestra caminata termina cuando una de las puertas postradas en la infinita exhibición de fachadas pueblerinas se abre a nuestra derecha y deja escapar un brillo que enfoca a un gato en la acera, que nos estaba vigilando desde lejos. Es nuestro destino.
—Permiso —pedimos.
Ella viste una camisa rosada recogida hasta los codos, un pantalón verde musgo y zapatos negros. Su rostro se abre paso entre una melena oscura que se teje entre muy finos hilos grises. Sus ojos, que querían cocinar avellanas, se dejaron revolver por el café de estas tierras. Esa dulce combinación está protegida detrás de unos lentes de montura blanca. Su sonrisa nos recibe en la entrada y nos permite pasar.
Luz Mila Vasco de Pérez nació 11 años después del Bogotazo, 10 antes que el hombre pisara la luna y 9 de julio de 1959. En ese momento, Colombia, agitada por la explosión de una revolución cubana, empezaba a constituir El Frente Nacional después de la caída de la dictadura el año anterior. Poco a poco el país navegaba hacia los orígenes de su futura crisis: el conflicto armado interno. En su casa no hace calor ni frio. Si abriera la cortina en el día, desde afuera se podría ver el comedor que se ubica justo bajo la ventana; con el cucharero donde cuelgan todos los cubiertos azules, el salero y las servilletas, los bolsos tejidos por encargo y las fotos de su nieto y su hija bajo el vidrio de la mesa. Al cruzar la puerta, lo primero que se ve es nuestro reflejo a través del espejo que cuelga de la pared fucsia que está frente a frente de la entrada. Quizá que el cuerpo sea lo primero que uno observa al entrar a la casa es una forma de decir que el día no acabó contigo, que sigues vivo y ya estás a salvo en tu hogar. Luz Mila no se crio donde nació, pero si creció en el mismo lugar: entre las montañas. Abrió los ojos por primera vez en un pueblo llamado Aranzazu, al norte del departamento de Caldas, del que las fotos son lo único que reviven su memoria. Eran muchos hermanos y muy pobres, el agobio de nacer en la ruralidad colombiana solo le permitía disfrutar su sonrisa y la de su familia. No tenía juguetes, no se daban lujos ni privilegios. Como cualquier otra niña, solo esperaba que el mañana la dejara ser feliz en su inocencia. Y así fue, porque un día despertó con 7 años y su destino fue diferente: sus padrinos le regalaron una muñeca. — Casi me muero de la alegría, y quise tanto esa muñequita que la tuve muchísimos años. Era de pasta, tenía los ojos azules y podía jugar a dormirla y despertarla cerrando sus párpados. Así la amó, “pequeña, pero hermosa”. A los 8 años llegó al municipio de Neira. Años más tarde se casó y luego, con su muñeca, se trasladó a Villamaría, en el centro sur de Caldas. En 1980, durante una terrible época invernal en el país, un deslizamiento atrapó dos casas del sector, una era la de Luz Mila. — Yo perdí todo, no pude salvar sino mis hijos y yo, no más. Ella tenía una ilusión; que su hija creciera jugando con su muñeca, como una herencia más rica que la que pueden dejar los imperios europeos. Pero la tragedia fue tal, que el deslizamiento no solo se llevó su casa, sino su muñeca, que se partió durante el derrumbe. Ahora a Luz Mila solo le quedaba su vida y la de sus hijos, y no podía pedir más. — ¿Qué la hace enojar? — Las mentiras, las personas impuntuales y las injusticias. En Colombia, el país de las injusticias, es posible estar enojado todo el tiempo. Con el gobierno, con los vecinos, con los hijos, hasta con uno mismo. Luz Mila supo de primera mano lo que eran las injusticias cuando una carta filtrada bajo la mesa la obligó a huir de lo que había podido reconstruir durante tanto dolor. Pronto unos buitres iban a llegar al pueblo con un objetivo: matarla a ella y a su familia, justificando que colaboraban con la guerrilla. Esos buitres, que comen sin llenarse, que se creen grandes, que son oscuros y viven en las tinieblas. Piensan que su presa está muerta e indefensa y se lanzan en picada porque si estuviera viva no serían capaces de mirarla a los ojos. Buitres, que intimidan y se visten de piel ajena y reclaman lo que no es de ellos. Buitres que son forasteros de varios infiernos y vuelven los árboles negros apenas se acercan al bosque. Les encanta el ruido, los gritos, las lágrimas. Vigilan desde los cielos, las fincas y los cuarteles militares. No comparten, son tantos que quieren darse el placer para sí solos entre tanta carroña. Buitres, que apestan a cobardía y que sin su bandada no son nadie, solo buitres. Esos buitres, que en Colombia llamamos paracos. Pero con ella no acabaron. Escapó a Pijao, de nuevo con vida, nada más. Pero el municipio la estuvo esperando toda esa vida. Ahora no tiene miedos, tiene manos. Con las que teje. Su casa nos esperaba con un sofá en el que estaban reposados todos sus tejidos. Luz Mila, quien pequeña soñaba con ponerle a su primera muñeca los vestidos que se merecía y no podía hacerlo por la pobreza, hoy podría abrir una tienda de ropa solo para muñecas. Y, de hecho, si esa muñeca tocara su puerta, se iría indignada, no con Milita, sino consigo misma, porque tendría tantos pequeños vestidos para elegir, que el cuerpo no le alcanzaría para ponérselos todos. En las paredes cuelgan fotos de sus hijos y sus nietos, en portarretratos que también hizo ella. Hay gallinas, muñecos, tapabocas, tendidos, ropa, pesebres, lo único que falta son más agujas, y si pudiera tejer agujas, le sobrarían. —¿Qué es lo que más le gusta tejer? —Mis favoritos son carpetas en crochet y bolsos estilo wayuu. Este año fue elegida Mujer Comfenalco y tiempo atrás también fue elegida Mujer Fundanza. Lidera el grupo del adulto mayor, pertenece al Consejo de mujeres, y, según dicen, hace los mejores tamales. — ¿Qué es lo más especial que ha tejido? — Todo lo que le hice a mi último nieto, cuando nació en el 2018, ya que le fabriqué con mis propias manos y con mucho amor, su primera ropita, y todo para recibirlo en el momento de su nacimiento. Me sentí muy orgullosa de que mis cosas fueran usadas por él, ya que se las hice con todo el amor del mundo. Y es que así es ella, siempre piensa en recibir la felicidad del resto con sus detalles, no quiere nada a cambio. No le caben los compromisos, aprendió a que su reloj no tuviera números sino personas, y que las manecillas señalaran a quién debía privilegiar con su ayuda. Pero esas manecillas se dañaron, porque en el horario de Luz Mila, todos son iguales. Su almanaque, en donde anota cada una de sus citas, es testigo de que nadie se queda por fuera: “donación de sangre Cruz Roja todo el día”, “9 am casa cultural defensoría”, “5 pm con la Universidad de Antioquia”, “11 y 30 con Eliana almuerzo”, “1 pm Armenia con Maryi”. Así va cada cuadrito del mes, que llena con un lapicero naranja retráctil colgado justo al lado y cuya punta sobresale, parece que es así porque siempre está listo para escribir y sabe que su tinta nunca se secará. —Para todo requiere tener uno mucha paciencia y dedicación, entonces el tiempo es el que no me alcanza. Pero acá el tiempo no existe. Le quedaban 3 o 4 meses de vida cuando le diagnosticaron una afección cerebral, hace 13 años. Tiempo para tejer tiene, tiempo para vivir, le sobra. Ahora Mila les agradece a los hilos por ser su terapia, las pelusas que caen al piso o se enredan entre sus uñas, le han enseñado a no parpadear en cada detalle de su vida. La impaciencia de enhebrar una aguja o el placer de darle un abrazo a un desconocido se volvieron acciones que quisiera repetir más de tres veces al día. Y, por más cansada que esté, no pierde la oportunidad de exhalar, porque expulsar aire es lo que le permite recordar que está aquí, con nosotros, cuatro estudiantes de periodismo que se protegen en su casa, sin miedo a los buitres. Es 26 de julio de 2023. Nos estamos despidiendo y Mila nos desea suerte para mañana porque subiremos al Páramo de Chilí, a 3600 metros de altura. Yo soy asmático y tengo miedo del oxígeno que se pierde allá arriba, pero si Mila no tiene miedo después de 64 años de luchar desde la cúspide de las montañas ¿por qué lo tendría yo? Tiempo tengo para vivir como ella.
Soy lo que soy
----- Daniel Escobar (Poema)
Siembro árboles por donde voy, es lo que soy soy semilla de bosque nativo negro, indígena, colono o mestizo, pues en mi sangre llevo un hechizo que me empujó por el camino montañero, pues le rezo al aguacero que bendice mi cultivo Florece y cosecho y solo con ese hecho siembro un árbol nativo, pues soy semilla y siembro por mi camino guamos, arbolocos, laureles y molinillos zurrumbos, granizos, churimos y mimbrillos, todos somos, todos son parte del bosque nativo negro, indígena, colono o mestizo, pues en la sangre llevo un hechizo que me empujó por el camino montañero y eso fue lo que me hizo respetar al turpial, al jilguero, el espiguero y cucarachero al águila y colibrí y quizás por eso fue que descubrí que soy un guerrero un sembrador que atrás todo un bosque dejó Soy semilla de bosque nativo
Tengo en mis pulmones pensamientos y emociones tengo un corazón y unas piernas firmes la lógica y la razón uso el sentido común y la naturaleza como inspiración Aprendo de los errores de los espejos y tropezones soy ambicioso por la conservación quisiera contener tanta destrucción cambiar al mundo y su modo de producción pero tan solo soy yo, con mi pedacito de montaña siendo amigo del monte y el susurro de la mañana El cucarachero, el turpial, el búho que se trasnochó el mielero y su hembra, el colibrí que hacia atrás voló Soy lo que soy, un sembrador un hombre que se arrodilla ante el sol Le hablo a la lluvia, al roble al cafeto y al calor le pido sabiduría para afrontar los cambios del clima los polos, el suelo y la extinción Soy lo que soy, un sembrador que se arrodilla ante el sol, el astro mágico que la fotosíntesis alentó para que fuera posible la agricultura hasta hoy.
Ilustración y collage : Natalia Bedoya
SABIDURÍA FEMENINA
Por Valeria Acosta
HERBARIO DE RECETAS HEREDADAS :
Aves de mi montaña
----- Daniel Escobar (Poema)
Desde la cima de la montaña montado en el dosel su trono es una miconia, vocaliza el rey Sericossypha albocristata al rey del Quindío con su fuerte llamado avisa que ha llegado Un poco más abajo ocurre otro espectáculo: un pequeñín en un éxtasis de placer seducido por una flor untando su lengua de algo más dulce que la miel Es el rumbito zumbador Chaetocercus mulsant que ha cumplido con su misión y es transmitir el amor de flor en flor Algo grande se mueve y el rumbito voló maracas sonando, Chamaepetes goudutii llegó con el color azul de su cara y el pardo en su vientre vuela entre hojas haciendo que el viento suene
Ilustración y collage : Natalia Bedoya
ENTRE MONTAÑAS Y RECUERDOS
TURISMO SOSTENIBLE
¡Disfruta de los cuatro capítulos de la micro-serie
Entre montañas y recuerdos y conoce más sobre las dinámicas turísticas del municipio de Pijao!
CAP 1 : ¿Qué es el turismo sostenible?
En este capítulo tratamos de responder la pregunta y la contrevertimos con el concepto de turismo masivo.
CAP 3 : Doña Olga Narváez Trujillo,
pijaense de toda la vida
Su juicioso trabajo de restauración a su casa construída en la década de 1930 y cómo desde su originalidad convirtió su vida en un proyecto turístico sostenible.
CAP 2 : Un café con Diana Arias Alzate
Ella es activista ambiental y operadora turística, en esta entrevista nos contará su estrategia de turismo responsable y sostenible
CAP 4: La Mona, del pasado al presente
Cada uno de los cientos de objetos antiguos que Dora atesora en su casa tienen detrás una hermosa historia de amor.
Nosotros, los
VIAJEROS
Este especial es producto de los cursos
Producción y Géneros e Investigación II
del pregrado en Periodismo de la Universidad de Antioquia, sede Medellín
Estudiantes :
Mateo Díaz Ospina
Thomas Mejía
Valeria Acosta
Natalia Bedoya Alcaraz
Sofía Naranjo
Mariano Herrera
Paula Pérez
Daniela Mosquera
Con el acompañamiento y la bella mirada de los docentes
César Alzate Vargas y Alejandro Muñoz Cano.
POEMA COLECTIVO
Habitar el mundo, siempre desconocido
Sorprenderse, siempre sorprenderse
recibir souvenires de perros, de niños
sentir profundamente
cerrar los ojos, sentir el tiempo
Ver los rostros tranquilos en medio de nuestro ajetreo,
y luego
nosotros pavimentando el sendero de risas al caminar
Sentirse un poco triste porque el cuerpo es la casa de todo,
el mundo se extinguió
y aun así
se sintió bien no tenerle miedo a la media noche,
al silencio de las dos a eme
Amar más la trama que el desenlace
guardarlo en los sueños, en el corazón
Ser amantes de esta energía que
cambia y transforma el mundo: el amor
Los sueños ya no huelen como el café
hasta el viento se quema y ni siquiera siembra
las palmas lloran solas en la montaña,
el vértigo se asoma sin llegar aún a la cima,
se deshace uno en el sol
Todo, tan de todos y de nadie
todo
todo es verde
todo será verde
nunca fue verde .